El mes de enero siempre marca el inicio de la temporada de poda y del calendario de eventos, ferias y reuniones comerciales… Todo recomienza o sigue su ciclo vital.
En el viñedo reina el silencio que acompaña al invierno. Las cepas en reposo parecen entrar en comunión con la belleza perenne del paisaje. Pero el trabajo en el viñedo no se detiene, es necesario abonar y podar. Las cepas se encuentran todavía en su reposo vegetativo y deben podarse antes de que el viñedo recupere su actividad, para evitar que se debilite y pierda energía debido a la falta de nutrientes. También es importante evitar los días de lluvia, niebla y mucha humedad, ya que favorecen la transmisión de hongos. Las heladas también son enemigas, puesto que el corte deja los brazos expuestos. Con la poda, conducimos el crecimiento de la planta, limitando y moldeando el crecimiento natural de sus sarmientos para regular la producción de la uva y favorecer su calidad.
Aunque más altas que de costumbre, hemos iniciado el año nuevo con las bajas temperaturas con las que despedimos el 2022 y que tanto invitan al recogimiento y a disfrutar de vinos de guarda como nuestro Pleret. Os animamos a degustarlo este inicio de año: pausadamente, ya sea al abrigo de la mejor compañía o en solitario, en el recogimiento que comporta la definición de los proyectos y propuestas del año…
A pesar de sentir las fiestas navideñas todavía cercanas, nuestra gente sigue deseosa de convivir celebrar las tradiciones. Para ellos el Enero es sinónimo de Encamisada y Febrero, ‘Sant Blai‘ (San Blas), dos fiestas tradicionales de raíz popular. La Encamisada va ligada a la festividad de San Antonio, pero también conmemora una leyenda que se remonta a la Guerra de la Independencia, donde los falsetanos aprovecharon una noche de niebla para vestirse de blanco, pasar inadvertidos y liberarse del asedio al cual estaban sometidos por los franceses.
El 3 de febrero es ‘Sant Blai’ en Falset, fiesta de patrimonio cultural en Cataluña. Se celebra en la calle, frente a la capillita de Sant Blai, la más antigua de la población. Como es tradición, hay un acto de bendición de los alimentos destinados a curar personas y animales del dolor de garganta en la iglesia de Santa Maria y se organiza un pasacalle por las calles mostrando la torta de Sant Blai: un coque de recapte de casi veinte metros que acaba sorteando entre los asistentes. Además, todo el mundo es invitado a degustar buñuelos, que se acompañan con vinos rancios y dulces.